La multinacional española Grifols ha presentado una terapia experimental que ralentiza la enfermedad hasta un 61%, según sus cifras.
El problema del alzhéimer no para de crecer y amenaza con “socavar el desarrollo social y económico y desbordar los servicios sociales y de salud” de todo el planeta, según alerta la Organización Mundial de la Salud. Actualmente, no existe un tratamiento eficaz contra la enfermedad y ni siquiera se conocen bien sus causas. El futuro es tenebroso. La OMS calcula que el número de personas que padecen demencia se triplicará y superará los 150 millones en el año 2050 por el envejecimiento de la población. En este desesperanzador contexto, la multinacional española Grifols anunció el pasado sábado un descubrimiento que abriría “una nueva era en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer”. Y su valor en Bolsa aumentó de golpe 1.210 millones de euros.
Los científicos han recibido el anuncio con más cautelas que los inversores. “En un campo donde llevamos muchos años fracaso tras fracaso, cualquier noticia positiva es un subidón. Pero no es la primera vez que ocurre una noticia como esta, hay un subidón de moral —y financiero— y luego, desgraciadamente, han venido los bajones”, opina el bioquímico Miguel Medina, director científico adjunto del Centro de Investigación Biomédica en Red sobre Enfermedades Neurodegenerativas, en Madrid. "El último fármaco contra los síntomas del alzhéimer, la memantina, fue aprobado en 2003", recuerda Medina.