La decisión se ha tomado en función de la recomendación del Comité Asesor de Vacunaciones del Principado de Asturias
La Consejería de Sanidad incluirá la vacunación infantil temprana frente a la varicela en el calendario oficial a partir de abril de 2016. Esta decisión se toma en función de la recomendación del Comité Asesor de Vacunaciones del Principado de Asturias, en el que participan representantes de sociedades científicas de pediatría y medicina, así como otras instituciones relacionadas.
El calendario del Principado se adapta así al acuerdo adoptado el 29 de julio de 2015 en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, en el que se establecía que esta vacuna debería implantarse en España a lo largo del próximo año, según ha indicado la Consejería.
Francisco del Busto, consejero de Sanidad del Principado de Asturias.
La inmunización se aplicará con una primera dosis a los quince meses y una segunda a los tres años. Por otro lado, se mantiene la vacunación actual de rescate, establecida a los diez años, para los que no hayan sufrido la enfermedad ni se hayan vacunado anteriormente.
Esta medida se incluirá en el nuevo calendario oficial de vacunaciones infantiles que está previsto poner en marcha en Asturias el 1 de abril de 2016. A partir de esa fecha, a medida que los niños cumplan quince meses recibirán la primera dosis. Los primeros en vacunarse serán los bebés nacidos en enero de 2015.
Además, los pequeños que cumplan tres años a lo largo de 2016 (aquellos nacidos desde enero de 2013) recibirán también una primera dosis a partir de abril del próximo año. Para ellos, la segunda dosis se aplicará a los diez años, junto con el resto de las vacunaciones de rescate establecidas para esa edad.
De esta manera, la inmunización se extiende hasta los menores nacidos dos años antes y permite proteger a los niños cuyos padres no pudieron plantearse la vacunación infantil temprana, de manera privada, por su falta de disponibilidad en las farmacias desde junio de 2013.
Estas dosis, como todas las incluidas en las recomendaciones oficiales, serán gratuitas y se aplicarán en todos los puntos de vacunación del Principado. El presupuesto anual para la implantación de esta medida ronda los 300.000 euros.
Vacuna del meningococo B
Por otra parte, la Consejería de Sanidad no recomienda el uso de la vacuna frente al meningococo B entre la población general. De hecho, la aconseja únicamente para las personas con mayor riesgo de enfermedad, al menos hasta que haya evidencia científica de su eficacia real, tal y como han acordado las autoridades de las comunidades autónomas y del Ministerio de Sanidad.
Sin embargo, Sanidad sí llevará a cabo un seguimiento del uso de esta vacuna en España y en otros países para revisar las recomendaciones de uso, ya que actualmente resulta complicado determinar su eficacia, que puede variar según los lugares y cambiar a lo largo del tiempo. La meningitis se encuentra actualmente en un momento de baja incidencia.
Así, se ha diseñado una prueba de laboratorio que permite realizar una estimación aproximada del porcentaje de las cepas del meningococo B frente a las que podría proteger la vacuna. En un estudio realizado en España, con las cepas de los años 2008 a 2010, se llegó a la conclusión de que la vacuna podría ser eficaz frente al 69% de ellas. No obstante, este resultado puede cambiar con el tiempo. De hecho, según un estudio realizado en el País Vasco en los años 2012-2013, esta proporción puede ser menor.
El riesgo de la enfermedad, según explica la Consejería, es mayor en niños pequeños, especialmente en los menores de un año. En esta edad, la vacuna se aplica con una pauta de cuatro dosis, con una capacidad protectora muy alta tras su administración, pero que va disminuyendo rápidamente con el tiempo, de manera que al cabo de un año la protección es muy baja frente a dos de los componentes y se reduce a la mitad para un tercero. Esto indica que la capacidad protectora de la vacuna, en los niños más pequeños con mayor riesgo de enfermedad, es de corta duración.
La protección obtenida tiene una mayor duración en adolescentes y adultos jóvenes, donde el riesgo es mucho más bajo, pero es frecuente encontrar la bacteria en la garganta aunque no produzca enfermedad.