Un equipo del Instituto de Investigación del Cáncer de Londres, en Reino Unido, ha demostrado que las células cancerosas del esófago con una mutación causante de cáncer en un gen llamado MYC se vuelven dependientes a un segundo gen, BTK.
Al bloquear la función de BTK utilizando ibrutinib (Imbruvica, de Janssen), los investigadores consiguieron matar las células de cáncer de esófago cultivadas en el laboratorio, dejando las células normales relativamente no afectadas. Atacar las células cancerígenas “adictas” de esta manera, un concepto conocido como letalidad sintética, podría ser una nueva vía de tratamiento. Los investigadores ahora están evaluando si ibrutinib funcionará en pacientes con cáncer de esófago con mutaciones de MYC, en un ensayo clínico de fase II.