El proyecto "Mercado Único" de la UE permitirá un espacio donde más de 20 millones de empresas puedan ofrecer sus productos y servicios a una clientela diversa y exigente, beneficiándose de las economías de escala y de la innovación.
En la Unión Europea no ha sido prioritario el comercio transfronterizo. Sin embargo, la comunidad empresarial impera en la necesidad de un equilibrio entre estas consideraciones y el comercio sin fricciones dentro de la UE. Asimismo, la implementación de las normas del Mercado Único y la armonización de la regulación en áreas clave ha sido descuidada. Los obstáculos identificados por las empresas, incluyendo startups y pymes, permanecen sin resolver, sin un procedimiento claro o estructura de gobernanza para eliminarlos.
El resultado de esta situación ha creado un entorno regulatorio cada vez más fragmentado que disminuye el atractivo para todas las empresas a la hora de invertir y crecer rápidamente en la UE. Esto ha provocado una menor inversión extranjera directa, un estancamiento en el crecimiento y menos espacio fiscal para los gobiernos, exacerbando la crisis del costo de los ciudadanos europeos. Ante todo ello, se vuelve imprescindible establecer un Mercado Único que funcione de manera óptima.