A través de una carta dirigida a la Agencia Española del Medicamento, los farmacéuticos que se encargan de las inspecciones denuncian una sobrecarga de trabajo “que está afectando a la calidad de los controles con el consecuente riesgo para la salud”
Cada vez tienen más trabajo, y cada son menos para realizarlo. Esa es la base de la preocupación que estos profesionales han hecho llegar al Ministerio de Sanidad.
Actualmente hay 110 farmacéuticos trabajando para el Comité de Coordinación de Servicios Farmacéuticos Periféricos – que orgánicamente depende del Ministerio de Hacienda-.
Son ellos quienes se encargan, cada día, de las tareas de inspección sobre los miles y miles de productos sanitarios, medicamentos y cosméticos que entran en España a través de las principales aduanas del país, sobre todo, por Madrid, Barcelona y Valencia. Lo hacen a través del sistema informático de Inspección Farmacéutica de Sanidad Exterior (SIFAEX), que se puso en marcha en 2011.
El problema, según denuncian los propios profesionales, es que esa plantilla es insuficiente para atender con eficacia la enorme cantidad de productos que importa nuestro país. Solo en 2015 se realizaron 56.408 inspecciones – de las cuales 42.495 eran importaciones-, según los datos oficiales que el Ministerio de Sanidad ha ofrecido a la SER. Esa sobrecarga es incluso mayor porque estos farmacéuticos también se encargan del análisis del tráfico ilícito de estupefacientes, o dicho de otra forma, en 2015 realizaron 474.920 análisis cualitativos de los alijos incautados.
Ante este nivel de trabajo, los inspectores del servicio de aduanas se han visto en la necesidad de denunciar la situación ante el Ministerio de Sanidad. Lo ha hecho a través de una carta dirigida a la Agencia Española del Medicamento, a la que ha tenido acceso la Cadena SER, donde estos farmacéuticos alertan que las malas condiciones en la que se ven obligados a trabajar pueden afectar a la calidad de las inspecciones.
“Este incremento desbordante de expedientes junto al deficitario número de inspectores supone que la calidad de las inspecciones ha decaído ostensiblemente”, se alerta en esa carta donde también se puede leer que “los propios inspectores temen que puedan traspasar las fronteras de nuestro país, medicamentos, productos sanitarios y cosméticos de los que no se haya verificado adecuadamente su calidad, con el riesgo para la salud pública que eso conlleva”.
Estos profesionales han canalizado sus quejas a través del sindicato CSIF, según su portavoz, Marian Mur “esto tiene un efecto muy negativo en la calidad de los controles”, de todo tipo de productos “no solo medicamentos, también estamos hablando de productos sanitarios como anestesia, material dental, implantes, gasas, material quirúrgico que tienen que llevar una verificación de su calidad, y que si no la llevan suponen un riesgo grave para la salud pública”.
Desde el Ministerio de Sanidad admiten que en los últimos meses ha habido “un incremento de trabajo”, pero niegan que eso ponga en riesgo la calidad de las inspecciones, aunque sí reconocen que “puede generar retrasos en las tramitación [de las inspecciones]”.