26/10/2015 13:29:20
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Fernández Sousa: «Estamos descubriendo nuevas formas de atacar al cáncer»

Su empresa PharmaMar ha pasado de ser un quebradero de cabeza a la mina de oro del grupo. Estados Unidos acaba de abrir su mercado a Yondelis, el primer fármaco español contra el cáncer y el primero extraído del fondo marino

El año en que España anunciaba su entrada en el Mercado Común Europeo, José María Fernández Sousa (Madrid, 1945) confió su destino al mar. Con Zeltia, la empresa familiar, fundó PharmaMar para lanzarse a la búsqueda de soluciones contra el cáncer en el fondo marino. Era una apuesta de riesgo y una locura para muchos. Fernández Sousa solo pensaba en optar por un camino diferente. «Además, si se habían encontrado medicinas en organismos terrestres, ¿por qué no íbamos a hallarlos en el mar, donde vive el 80% de los seres vivos del planeta?». Ahora la compañía atesora una colección de 160.000 organismos marinos, 1.291 patentes y cuatro potentes medicamentos contra el cáncer. Uno de ellos es Yondelis, la estrella de la compañía, que acaba de acceder a Estados Unidos, el principal mercado farmacéutico mundial.

—Yondelis ya se vendía en 78 países, ¿qué ventajas supone la luz verde de la FDA, la agencia del medicamento estadounidense?

—Representa un salto cualitativo importante porque Estados Unidos representa el 47% de todo el mercado oncológico mundial. Con la autorización de la FDA, «Yondelis» aparecerá en las guías internacionales de oncología y cualquier oncólogo del mundo podrá tener referencias del medicamento, ejerza en la India o en Columbia. El fármaco ya está aprobado en Europa y Japón, con lo cual ya abarcamos casi todo el mundo. Solo nos falta China y Australia como mercados importantes.

—¿Este es el fin de una carrera de obstáculos que empezó hace más de veinte años o prefiere pensar en este proceso como una maratón?

—Hoy el registro de muchos fármacos es una carrera de obstáculos. Hay que hacer muchos estudios previos para conseguir que se aprueben. La media en oncología suele ser de unos 14 años. En el caso de Yondelis en Estados Unidos, quizá ha sido un poco más largo de lo que esperábamos porque se intentó una estrategia mixta para obtener la aprobación. Primero para el tratamiento de un tipo de cáncer en ovario y después en sarcoma de tejidos blandos. En el de ovario no se obtuvieron malos resultados, aunque la supervivencia no fue estadísticamente significativa. Estados Unidos lo rechazó en 2009 y ahora hemos conseguido permiso para el tratamiento del sarcoma.

—En 2003, Europa también dijo no. ¿Este último fue el peor bache de la compañía?

—Sí, sin duda.

—¿Y pensó en tirar la toalla y probar con otra molécula?

—No, nosotros creíamos en el fármaco. Pero fue muy duro. La decisión europea nos obligó a hacer un recorte en la plantilla de cien personas. Fue un batacazo que nos obligó a abandonar el desarrollo de otros fármacos. Yondelis era muy importante para nosotros. Finalmente, se aprobó en Europa en 2007 y se convirtió en el primer medicamento español que aprobaba la Unión Europea por procedimiento centralizado. Era también la primera vez en el mundo que se aprobaba un antitumoral marino. De alguna manera hemos sido la primera compañía que ha apostado por el mar por la búsqueda de antitumorales en el mar.

—Ahora ya no lo son, otras empresas siguen sus pasos. ¿Lo interpretan como un espaldarazo a su trabajo o ven con recelo la competencia?

—Al contrario, nos gustaría que hubiera más farmacéuticas para reforzar la idea de que en el mar puede haber soluciones para muchas enfermedades, no solo para el cáncer. Nosotros tenemos ya catalogados organismos de todos los mares del mundo. De Indonesia, Noruega, el Mediterráneo, del Polo Norte, del Sur...No tentemos competencia.

—«Yondelis», es el fármaco estrella, pero solo es eficaz en tumores raros. ¿Esperan aún un superventas, un «blockbuster»?

—Yondelis funciona en sarcoma de tejidos blandos, en algunos tipos de ovarios y en mesotelioma, todas indicaciones huérfanas. Pero tenemos otras moléculas que sí pueden ser un «blockbuster», como el PM1183 contra el cáncer de pulmón.

—¿Cuántas veces ha escuchado a lo largo de su carrera: “Sousa por qué se empeña en el mar”?

—Era un empeño deliberado. Yo antes trabajé en antibióticos e intentaba hacer como el resto de las farmacéuticas, buscar tratamientos de origen terrestre, pero todo lo que encontrábamos estaba ya descubierto. Había que hacer algo nuevo y el mar era una oportunidad nueva. La lógica decía que si se habían encontrado excelentes medicinas naturales, como la penicilina o la misma aspirina en organismos terrestres, ¿por qué no íbamos a encontrarlos en el mar, si el 80% de los seres vivos son organismos marinos?

—¿Y por qué cáncer?

—Porque había una necesidad terapéutica y porque el cáncer es mucho más que una enfermedad, son doscientas diferentes. Para vencerlas necesitamos un gran arsenal terapéutico. Una solución para cada tipo de cáncer de mama, de pulmón, de riñón... Por eso pensamos que había una oportunidad. Además haciendo foco en cáncer las moléculas que pudiéramos encontrar en organismos marinos no tendrían por qué competir unas contra otras. De todas formas, Zeltia también fundó la compañía Noscira para buscar soluciones contra el alzhéimer, pero no tuvimos éxito. La lucha contra el alzhéimer es más difícil que la del cáncer porque se conoce menos. Sin embargo, frente a los tumores estamos encontrando muy buenas actividades en organismos marinos. Lo que hacemos es seleccionar para desarrollo clínico aquellas moléculas que funcionan de forma diferente a todo lo conocido. Estamos descubriendo nuevas formas de atacar a la célula tumoral, al cáncer.

—Al estar tan vinculado profesionalmente a esta enfermedad, ¿le tiene más miedo que a otras dolencias?

—No, yo ya he tenido varios tumores de piel, son epiteliomas basocelulares que se eliminan con cirugía. Ya me han quitado unos diez y ahora estoy citado para quitarme más. Así que huyo del sol, cuando voy a la playa estoy siempre a la sombra. Nunca he fumado y si hay algo que puede provocarlo, siempre intento evitarlo. No le tengo miedo, aunque sé que todos estamos en esa lotería.

—Con su experiencia y la escasez de fármacos para luchar contra bacterias resistentes, ¿no ha pensado en buscar nuevos antibióticos?

—Estamos seguros de que en el mar puede haber nuevos antibióticos. Y también de que en las muestras que tenemos recolectadas en todos los océanos, podemos encontrar actividad antibiótica. Tenemos 160.000 muestras, la mayor colección del mundo. Ahí solo hemos buscado actividad antitumoral, pero estamos seguros de que podríamos encontrar antibióticos, antiinflamatorios, antifúngicos... El problema es que el precio de un antibiótico no paga el coste de su investigación y desarrollo.

—La última estrella del tratamiento del cáncer es la inmunoterapia, conseguir que nuestras defensas luchen contra el tumor. ¿Cree en ella?

—La inmunoterapia ahora está de moda. Parece que funciona en algunos tumores de pulmón y en melanoma, pero no creo que sea una solución para todo como algunos creen.



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