La corporación norteamericana de transgénicos y pesticidas tiene una pésima imagen global por lo que el grupo solo se llamará Bayer.
Bayer, el gigante europeo de la farmacia y la agroquímica, cierra la compra de Monsanto. Y la compañía se llamará Bayer a secas. Monsanto desaparece como marca corporativa después de que la alemana adquiera la multinacional norteamericana de pesticidas y transgénicos por 66.000 millones de dólares (53.373 millones de euros). Lo único que mantendrá Bayer serán algunas submarcas comerciales con las que trabaja Monsanto para ciertos productos, por su popularidad en el mercado.
Monsanto es una de las empresas con peor imagen corporativa del mundo, por ser el mayor productor mundial de semillas transgénicas (sobre todo de maíz y soja) y por la venta de herbicidas como el Roundup, anatemizados por los ecologistas. Pocas empresas han sido objeto de tantas manifestaciones y eventos de protesta en diferentes rincones del planeta como este conglomerado agroquímico estadounidense. Su enorme tamaño y la combinación de productos destinados a un sector como la agricultura (y por tanto, la alimentación mundial) hacen que Monsanto sea una compañía más odiada incluso que las grandes petroleras, hasta el punto de generar movilizaciones de protesta, como la que hace cinco años tomaron las calles de medio centenar de países en todo el mundo.